domingo, 17 de noviembre de 2019

¿ES DIFICIL QUE TE QUIERAN? .......

¿ES DIFICIL QUE TE QUIERAN?

“¿Quieres que se te facilite la vida?” Me preguntó un día un maestro de ética. “¡Claro!” –contesté -. “Bueno, haz que la gente no batalle para quererte”.

¿Por qué habrá personas a las que es difícil querer? ¿Personas a las que prácticamente no les hayamos el lado y batallamos para expresarles lo que sentimos, lo que deseamos o simplemente para mantener armonía en la relación? Porque son personas que dicen escudarse en su  “autenticidad” para actuar en forma desagradable a la vista  de la gente y expresan continuamente  frases como:

“No puedo agradar a todo el mundo”.

“Si les molesta como soy, ¡que se retiren!”

“¡Si me van a querer, que me quieran como soy!”

Es muy diferente quererte a soportarte. Habrá personas a quienes no se les quiere, pero no queda otra que aguantarlas, porque simplemente la familia no se escoge o porque es difícil escoger a los profesores o a los alumnos, o peor, en tiempos de crisis es difícil estar cambiando de empleo constantemente y no queda otra que adaptarse a la gente con quienes laboramos.

Voy a pedirte un favor, piensa en esas personas con las cuales no tienes química; esos seres que aparecen en la película de tu vida y que por diversas circunstancias tienes que tratarlos frecuentemente, pero que preferirías no hacerlo. Entiendo que es normal que no con todo el mundo tengamos la afinidad necesaria para entablar una relación de larga duración,  pero hay seres que son tan difíciles de tratar y mucho más difíciles de querer o apreciar y que es un verdadero suplicio aguantarlos.

He querido recordarlos hoy y he llegado a la conclusión de que las personas más difíciles de querer son las que cumplen con algunas de las siguientes características.  Te pido que las leas y analices si tienes alguna de ellas:
  1. Quienes se apegan demasiado a sus códigos de ética y  eso les impide ser flexibles ante las diferentes opiniones de los demás. Juzgan duramente a quienes infringen lo que para ellos es lo “normal” o lo “correcto”. Son cuadrados en su forma de pensar y actuar.
  2. Quienes se creen perfectos. Sienten que el mundo “no los merece” y la gente tiene que ajustarse a sus parámetros. Quienes no cumplan lo anterior, simple y sencillamente no encajan en su mundo.
  3. Quienes no se adaptan a las circunstancias.  Quieren que todo esté tal y como ellos lo planean y, al no  ser posible, sufren y hacen sentir mal a quienes se encuentran en esas circunstancias.
  4. Quienes han tenido logros en su vida y han salido adelante a pesar de muchas adversidades, pero desean que todo el mundo se los esté reconociendo a cada momento.  Buscan constantemente la aprobación de todo lo que hacen o dicen y, si dicha aprobación no es recibida, sienten que la gente no los quiere o los envidia por sus logros.
  5. Quienes critican continuamente. Nada es correcto y todo está mal ante sus ojos. Una persona así, tarde que temprano termina por hartar a los demás y es aislada. Son quienes por su crítica y su inconformidad constante terminan por quitar la energía y el ánimo de la gente que tratan.

Una persona madura es generalmente más aceptada y querida. Nuestras emociones son como un sube y baja. Cuando éste se encuentra paralelo al piso, estamos en perfecto equilibrio; pero cuando se inclina, un extremo queda arriba y otro abajo. El primero es la exaltación y el segundo es la tristeza o depresión. Lo que altera nuestro equilibrio son los problemas con la gente o las circunstancias que se presentan fuera de nuestro control. Si decidimos cada mañana mantener el equilibrio de ese sube y baja, es más difícil que lo que nos rodea  pueda afectarnos.

En tiempos de crisis y ante la adversidad, buscamos a personas que se conviertan en luz en la oscuridad; que nos ayuden, nos aconsejen, que nos permitan acercarnos a ellas. Somos responsables del 80% de las cosas que nos suceden, y todo es peor si no dejamos que nos quieran. Nosotros tenemos  la libertad de elegir si queremos que nos quieran  o simplemente nos tengan que soportar. Todo se regresa. Tarde que temprano la vida nos devuelve lo que hacemos. Sembremos lo que queramos cosechar y busquemos la armonía en todo lo que nos rodea y seremos más felices.

 Por Dr. César Lozano



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