sábado, 23 de noviembre de 2019

" EL ARTE DE NO HACER TRASCENDENTE LO INTRASCENDENTE" ...





"EL ARTE DE NO HACER TRASCENDENTE LO INTRASCENDENTE"


Qué costumbre tan desagradable hacer importante lo que no es. Conforme pasan los años nos damos cuenta que esos problemas que nos quitaron el sueño nunca fueron importantes. Días, meses, años haciendo trascendente lo intrascendente. Enojándonos por insignificancias que nos hacen perder el verdadero Placer de vivir.

Recordé etapas de mi infancia, cuando visitaba a mi abuelo y le contaba todas esas situaciones que para mi eran unas verdaderas tragedias:
Abuelo, un profesor de la escuela la trae contra mí! ¡Nos reprobó a todos! Y además siento que me odia. Me ve con un coraje…. Y él, con toda la tranquilidad y paciencia del mundo, que sólo los años dan, me contestó: -si te ve feo pues no lo veas. Dedícate a hacer lo que tienes que hacer. Además, -dijo- un profesor que reprueba a más de la mitad de su grupo, el reprobado es él. (¡Sopas! Frase matona de mi abuelo). Me impresionó su respuesta pero más la tranquilidad que me inspiró cuando me habló.

Otro diálogo con él:
-Abuelo, La Lupe, -mi primera novia- no me quiere. Y él con la misma tranquilidad me contestó: -Pues no la quieras -me dijo. Ya vendrá otra. Además, no puedes obligar a nadie a que te quiera. (¿Así o más claro?).

Ahora que pasan los años he aprendido que efectivamente, a aquello a lo cual le dediques más tiempo y más mente, más poder le das. Si alguien se está encargando de hacerte la vida difícil: un jefe, una vecina, una cuñada, o una suegra, entre más pienses en lo que te hace o no te hace, en lo que dice o no dice, más poder la das.

No olvidemos que un pensamiento provoca siempre un sentimiento y, por lo tanto, la mayor cantidad de los sentimientos de tristeza, de enojo, de impotencia o incertidumbre, iniciaron en un pensamiento.

Es muy fácil demostrar cómo un pensamiento provoca un sentimiento. ¿Hacemos una prueba?
Imagina en este momento un limón partido, pero de esos limones de color verde intenso que no han madurado correctamente. Ahora imagina que lo partes, y el jugo lo exprimes lentamente en tu boca y muerdes su interior. ¿A poco no secretaste saliva? Pues es la forma en la que te demuestro cómo los pensamientos son capaces de ocasionar sentimientos diversos.

¡Cuántas señoras ahorita están imaginando cosas que no son! Que si la hermana dijo, que si el marido fue o no fue, que si le caigo mal a tal persona…

Comparto contigo una investigación muy original que hace muchos años realizó en una importante Universidad de los Estados Unidos. A un grupo de estudiantes se les solicitó que platicaran durante unos minutos con otro grupo que de personas que no conocían. Durante varios minutos, ese grupo de estudiantes les platicó a los desconocidos sobre sus vidas, sus hobbies, pasatiempos y sobre los sueños que deseaban cumplir a corto y largo plazo. Después de casi una hora de plática, salieron del salón y a la mitad de ellos les dijeron que las personas con las que habían platicado habían expresado que les cayeron muy mal, que les causaron un pésima impresión. A la otra mitad de los estudiantes les dijeron todo lo contrario, que las personas con las que charlaron se habían quedado con una impresión muy satisfactoria.

Nuevamente les solicitaron que platicaran con las mismas personas unos minutos más. A quienes se les dijo que fueron rechazados o que les cayeron mal (situación que no fue cierta) entraron con una actitud apática, indiferente, cruzaron los brazos y evitaban sonreír con quienes supuestamente habían dicho que les cayeron mal. Al otro grupo, que les dijeron que les habían causado una muy grata impresión, entraron con una actitud totalmente diferente. Alegres, sonrientes y más platicadores que antes.

De esta forma se comprueba que los pensamientos que creemos que la gente tiene sobre nosotros nos ocasionan sentimientos que cambian completamente nuestro actuar.

Ahora imagina cuántas veces pensamos cosas que no son. Creemos o pensamos que alguien no nos quiere o nos acepta y cambiamos completamente nuestro actuar por los sentimientos que se generan.

Un pensamiento ocasiona un sentimiento y un sentimiento ocasiona una acción. Evitemos pensamientos tóxicos o nocivos que lo único que hacen es desgraciar momentos que pueden ser memorables. Piensa mejor en lo que quieres que ocurra, en el amor que la gente te tiene y en lo valioso que eres, y verás la gran diferencia.

¡Animo!
Hasta la próxima.


Por Dr. César Lozano




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