Muchas
mujeres lucen un maquillaje que destaca y les favorece de forma
especial, ya que, mediante éste, logran acentuar sus facciones y dar un
acabado especial.
Una
herramieta de maquillaje que se puede utilizar para lograrlo son los
iluminadores o highlighters, que se han vuelto una de las tendencias más
marcadas en cosmética por estos días.
El motivo
de su gran popularidad se debe a su funcionalidad, ya que además de dar
un aspecto joven y radiante, ayuda a disimular los signos del estrés y
agotamiento con unas cuantas pinceladas.
Los
iluminadores pueden ser mates y con brillo. Ambos los utilizamos para
resaltar y a la vez esculpir el rostro, porque al crear luces y sombras,
lo que harás es jugar con las dimensiones del rostro haciéndolo que se
vea más delgado o llamando la atención sobre áreas clave como la mirada.
En cuanto a
las tonalidades, la mayoría viene en degradaciones de dorados y
rosados, que van hacia el bronce, el peach o el blanco. A las pieles
trigueñas y oscuras les vienen bien los tonos dorados, mientras que el
rosado aporta un brillo satinado a las pieles blancas.
Tambien
pueden encontrarse aquellos que combinan celestes, verdes, lilas y
blancos, que en conjunto, resultan en un brillo nacarado. No deben
confundirse con rubores ni bronceadores, porque sus pigmentaciones son
ligeras, más parecidas a un polvo translúcido.
Cómo aplicar los iluminadores para resaltar el rostro
Por otro lado, la presentación en que venga el producto tiene que ver directamente con el modo de aplicarlo y su función. Estos pueden ser en polvo, en crema o incluso en líquido y gel.
En este
sentido, los “toques de luz o éclat” son mate y suelen venir en crema
con aplicador tipo pincel. Debes elegir estos con dos a tres tonos más
claros que tu tono de piel para lograr iluminar. Pones el corrector de
ojeras y después aplicas el toque de luz encima para lograr un brillo
sutil en la mirada. No deben confundirse con un corrector de ojeras.
Dentro de los líquidos, la textura de suero, más ligera que la crema, se
puede utilizar antes de la base de maquillaje o encima también para
destacar áreas localizadas.
Aquellos
que son en crema y con brillo de escarcha o tornasolados deben aplicarse
antes de la base para que se fundan con ellos y solamente en sitios
señalados, como debajo del área de los ojos justo arriba del pómulo, en
el arco de la ceja, el puente de la nariz y arriba del labio superior.
Este tipo
de highlighter se recomienda para una ocasión especial como fiestas,
bodas, fotos o televisión, ya que dan un acabado dramático y glamoroso.
Para efectos de diario, se aconseja el iluminador en polvo, ya que el
acabado es más natural y puede fundirse perfectamente con el polvo mate,
como un bonito acabado al final de todo tu maquillaje.
A veces el
iluminador viene acompañado de otros dos tonos: un bronceador y un
blush en paletas para hacer las tres funciones: contornear, dar color e
iluminar. Con el tono más oscuro, el bronceador, esculpes y corriges
incidiendo en la nariz y el hueso del pómulo, la sombra que se crea hará
ver tu rostro más fino; el blush, en la manzana de la mejilla, reaviva y
da color; y el iluminador de último sobre el blush, arriba del pómulo.
Cuando NO usar los iluminadores
A pesar de sus muchas ventajas, hay pieles para las que no están indicados los iluminadores.
Cuando la
piel es muy grasa no se deben utilizar, porque ya tienes la grasa del
brillo normal, y si lo aplicas sentirás que brillas demasiado o pasarás
de iluminada a un aspecto graso.
Por otra
parte, hay que tener cuidado con las pieles con imperfecciones, porque
al ser un producto creado para destacar, puede llamar la atención hacia
aquello que queremos disimular. Los poros abiertos, por ejemplo, se
verían aún más y no se debe aplicar en el contorno de los ojos cuando
tenemos ojeras, porque se marca más.
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