Nació el 25 de marzo de 1926, en Tuxtla Gutiérrez, estado de
Chiapas (México). Era hijo de Doña Luz, y del Mayor Jaime Sabines. La familia se
mudó a Ciudad de México, donde el futuro poeta terminó sus estudios primarios.
El primer año de secundaria lo encontró radicado en Tapachula (Chiapas), para
luego continuar sus estudios en su ciudad natal, adonde regresó con los
suyos.
Su vocación pareció inclinarse por la Medicina, trasladándose para cursar sus estudios a Ciudad de México, carrera que abandonó en el tercer año, cuando descubrió su inclinación por las letras, graduándose en Lengua y Literatura Españolas en 1949, y realizando estudios de postgrado en la Universidad Autónoma de México.
En su obra se confunden temas profundos como el amor, la soledad y
la muerte, impregnados por sus propios sentimientos, que se rebelan ante la
realidad de una sociedad cambiante y en decadencia. Su mensaje es profundo,
apasionado y realista, reflejando crudamente y en lenguaje sencillo, las
oposiciones más trascendentes de la vida cotidiana.
En 1950, escribió “Horal”, en 1951 “La señal” y en 1952 “Adán y Eva”.
En 1953, contrajo enlace con Josefa “Chepita” Rodríguez Zebadúa, de cuya unión nacieron sus cuatro hijos.
En 1956, publicó “Tarumba”, recibiendo en 1959 el premio “Chapas”en su ciudad natal, en reconocimiento a su obra. En 1961, crea “Diario semanario y poemas en prosa”, en 1962 “Poemas sueltos”, en 1967 “Yuria” y en 1972 “Maltiempo”. Ese mismo año fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia.
Escribió en 1973 “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines”, iniciando a partir de 1976, su actuación política, siendo diputado federal por Chiapas (1976-1979), y por el Distrito Federal (1988) en el Congreso.
En 1982 obtuvo el premio Elías Sourasky y en 1983 el premio Nacional de las Letras.
En 1953, contrajo enlace con Josefa “Chepita” Rodríguez Zebadúa, de cuya unión nacieron sus cuatro hijos.
En 1956, publicó “Tarumba”, recibiendo en 1959 el premio “Chapas”en su ciudad natal, en reconocimiento a su obra. En 1961, crea “Diario semanario y poemas en prosa”, en 1962 “Poemas sueltos”, en 1967 “Yuria” y en 1972 “Maltiempo”. Ese mismo año fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia.
Escribió en 1973 “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines”, iniciando a partir de 1976, su actuación política, siendo diputado federal por Chiapas (1976-1979), y por el Distrito Federal (1988) en el Congreso.
En 1982 obtuvo el premio Elías Sourasky y en 1983 el premio Nacional de las Letras.
Víctima de un cáncer, falleció a los 72 años, el 19 de marzo de
1999, en el Distrito Federal.
Jaime Sabines Gutiérrez fue un querido y respetado poeta y político mexicano . Su padre, Julio Sabines, fue uno de los responsables de su amor por la poesía, y probablemente de su personalidad sencilla y accesible, una de las razones de su éxito en vida. A los 19 años comenzó a estudiar medicina, para darse cuenta poco tiempo después de que su lugar estaba en la Literatura. Resulta curioso que tanto su esposa como sus cuatro hijos tuvieran nombres que comenzaban con "j", inicial del nombre de su padre, así como del suyo propio y el de sus tres hermanos.
Como escritor fue muy productivo; si bien difundió su poesía desde los 18 años, con "Horal", su primer poemario, comenzó en 1950 una serie de publicaciones que culminaría pocos años antes de su muerte. Sabines reconoció la importancia del estudio técnico para su evolución como escritor, para encontrar su propia personalidad, sin dejar de inspirarse en Neruda o Lorca, entre sus otras fuertes influencias. Su amor por su padre quedó plasmado en un poema que el mismo autor consideró su mejor obra, "Algo sobre la muerte del mayor Sabines".
Déjame reposar
aflojar los músculos del corazón
y poner a dormitar el
alma
para poder hablar,
para poder recordar estos días,
los más largos
del tiempo.
Convalecemos de la angustia apenas
y estamos débiles,
asustadizos,
despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueño
para
verte en la noche y saber que respiras.
Necesitamos despertar para estar más
despiertos
en esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.
Tú eres el
tronco invulnerable y nosotros las ramas,
por eso es que este hachazo nos
sacude.
Nunca frente a tu muerte nos paramos
a pensar en la muerte,
ni
te hemos visto nunca sino como la fuerza y la
alegría.
No lo sabemos bien,
pero de pronto llega
un incesante aviso,
una escapada espada de la boca de
Dios
que cae y cae y cae lentamente.
Y he aquí que temblamos de
miedo,
que nos ahoga el llanto contenido,
que nos aprieta la garganta el
miedo.
Nos echamos a andar y no paramos
de andar jamás, después de
medianoche,
en ese pasillo del sanatorio silencioso
donde hay una
enfermera despierta de ángel.
Esperar que murieras era morir
despacio,
estar goteando del tubo de la muerte,
morir poco, a
pedazos.
No ha habido hora más larga que cuando no
dormías,
ni
túnel más espeso de horror y de miseria
que el que llenaban tus
lamentos,
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