Se oia un murmullo suave;
me acerqué para escuchar
¡Cuán grande fue mi sorpresa
al ver las flores hablar!
Observé que se miraban,
comparándose tristemente
no podían comprender,
¿por qué eran diferentes?
Con llanto desconsolado
oi la rosa que decía:
Yo no sé por qué razón
tengo que tener espinas.
De pronto y para mi asombro
del cielo se oyó una voz:
"Eres rosa con espinas
porque así te creó Dios"
Nunca mires hacia abajo
ni tampoco alrededor;
eleva tu rostro al cielo
donde mora el Creador.
Si el día en que te creó
no te hubiese puesto espinas
entonces no serías rosa;
otro nombre tú tendrías.
Piénsalo por un momento,
¿por dalia te cambiarías?
¿margarita, lirio, nardo? .....
Yo sé que no aceptarías.
En tu rostro puedo ver
no más llanto, sino alegría
has podido comprender
que así es que Dios te quería.
Ahora sé que puedes ver
lo que antes no veías;
estabas tan ofuscada
observando las espinas
que nunca se te ocurrió
mirarte en el lago un día.
¡Cuán sorprendida quedaste!
Absorta, hasta confundida
Viste en tí tanta belleza
que lloraste agradecida!
Quiero seguir siendo rosa;
quiero ser lo que querías
¡Gracias mi buen Creador!
Tú sabías lo que hacías.
Con amor Tú me creaste,
¡Gracias por esas espinas!
Al tallo dan fortaleza
y yo permanezco erguida.
Te agradezco, Creador,
haberme formado un día
pues hoy sí que puedo ver
lo que antes no veía.
me acerqué para escuchar
¡Cuán grande fue mi sorpresa
al ver las flores hablar!
Observé que se miraban,
comparándose tristemente
no podían comprender,
¿por qué eran diferentes?
Con llanto desconsolado
oi la rosa que decía:
Yo no sé por qué razón
tengo que tener espinas.
De pronto y para mi asombro
del cielo se oyó una voz:
"Eres rosa con espinas
porque así te creó Dios"
Nunca mires hacia abajo
ni tampoco alrededor;
eleva tu rostro al cielo
donde mora el Creador.
Si el día en que te creó
no te hubiese puesto espinas
entonces no serías rosa;
otro nombre tú tendrías.
Piénsalo por un momento,
¿por dalia te cambiarías?
¿margarita, lirio, nardo? .....
Yo sé que no aceptarías.
En tu rostro puedo ver
no más llanto, sino alegría
has podido comprender
que así es que Dios te quería.
Ahora sé que puedes ver
lo que antes no veías;
estabas tan ofuscada
observando las espinas
que nunca se te ocurrió
mirarte en el lago un día.
¡Cuán sorprendida quedaste!
Absorta, hasta confundida
Viste en tí tanta belleza
que lloraste agradecida!
Quiero seguir siendo rosa;
quiero ser lo que querías
¡Gracias mi buen Creador!
Tú sabías lo que hacías.
Con amor Tú me creaste,
¡Gracias por esas espinas!
Al tallo dan fortaleza
y yo permanezco erguida.
Te agradezco, Creador,
haberme formado un día
pues hoy sí que puedo ver
lo que antes no veía.
(Zaida C. de Ramón)
poesia cristiana.
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